La revolución del Sonido 13 jamás pudo esperar que hubiese tanto por descubrir en el campo de la música, hasta que, por singular fortuna, se la atacó.
Por esta razón, y muy sinceramente, agradezco a todos los impugnadores de mis teorías, tanto a los que formaron el llamado Grupo 9, como a los que aisladamente la combatieron; y asimismo, agradezco el gran servicio que se me hizo con el vacío que se formó a mi alrededor en el ambiente musical de México, pues gracias a ese maravilloso aislamiento pude reconcentrarme y ser YO  MISMO  y no un reflejo de ideas ajenas, de lo que no escapan frecuentemente ni los compositores más eminentes.
En efecto, citaré como comprobación algunos casos, entre multitud que existen: en el tiempo lento  de la  Sinfonía incompleta  de Schubert hay un fragmento que es, nota por nota, igual a una de las melodías de la obertura  Fidelio  de  Beethoven; otro es el ritmo inicial de la  Sinfonía en Re mayor  de Brahms, que es idéntico al que inicia el tema de la  Sinfonía Heroica  de Beethoven; en la  Scherezada  de Rimsky-Korsakoff existe una melodía igual a la de uno de los  Preludios  de Chopin,  y así podría seguir enumerando ejemplos.
En cambio, en mi soledad, se produjo el milagro de que mis obras no fueran reminiscencias de otras, de manera especialísima en las del Sonido 13. . . Y así también hallé que ningún músico del pasado o del presente encontró, no sólo en el campo meramente musical, sino aún en el científico, en sus relaciones con los sonidos, pues nadie pensó en rectificar la ley clásica del “nodo”; nadie descubrió los errores que existen en las leyes de los músicos y de los físicos en relación con la escala de los armónicos, y así multitud de rectificaciones técnicas publicadas ya en mis libros.

Julián Carrillo (Marzo 1963)