En “EL UNIVERSAL” del sábado 7 del actual leí un artículo con el siguiente epígrafe: “HAY RAZONES PARA SUPONER QUE EL MAESTRO CARRILLO SE HA VUELTO LOCO”.
Se asienta en el referido artículo, que al iniciar mi revolución del Sonido 13, no he tomado en cuenta los intereses creados y que si no desisto de mi empeño en llevar adelante la tarea que me he impuesto, debo estar seguro de que por mucho que haga no haré nada, POR QUE SE OPONEN CON FUERZA IRRESISTIBLE TODOS LOS MÚSICOS, TODAS LAS FÁBRICAS DE INSTRUMENTOS MUSICALES Y TODAS LAS EMPRESAS EDITORAS DE MÚSICA.
“Hace en seguida el Sr. Chávez –que es quien signa el mencionado artículo- las siguientes declaraciones:” que los músicos –particularmente los de México- viven en una continua modorra física y mental; y que tal cosa les viene de que habiendo encontrado la manera de vivir, no consideran necesario darse el trabajo de estudiar, ni de experimentar”. Concluye pues, el Sr. Chávez QUE ESTOY LOCO por creer que los maestros de piano, que mal que bien se ganan la vida con sus academias –según él dice- van de la noche a la mañana a dejar de ser maestros para convertirse en discípulos y que, para los que viven de la música ACTUAL, el Sonido 13 será siempre el disparate más grande que haya tenido cabida en cerebro alguno; que para las empresas editoras de música y para las casas constructoras de instrumentos, el Sonido 13 tiene que ser algo abominable, algo que no cabe en otra cabeza que no sea la de Julián Carrillo. Terminada esta filípica en contra de los músicos, la emprende el Sr. Chávez en contra de el propio sistema musical clásico, y dice: “que aunque músico no es, no por eso deja de comprender QUE ALGO DEBE FALTAR AL SISTEMA MUSICAL ACTUAL cuando cierto compositor que escribió un poema sinfónico “El mar” (está obra es de Debussy) no logró en ella ni siquiera un remedo de eco de la sinfonía del mar”. En seguida agrega: “SON DEMASIADO POBRES LOS SONIDOS ACTUALES y si con ellos trata un compositor de interpretar a un jilguero corre el riesgo de interpretar en realidad a un gato que anda en lances de amor por los tejados.”
Refiriéndose después a una composición de Manuel M. Ponce titulada “Chapultepec” y dice “que se quisieron imitar rumores de bosque, QUE MÁS BIEN PARECÍAN NOTAS ESCAPADAS DE LA FÁBRICA NACIONAL DE CARTUCHOS”. Refiérese después a “Rascacielos” y dice “que eso sí está escrito para los instrumentos actuales, por que el propósito de su autor FUE TRADUCIR RUIDOS ENSORDECEDORES Y DESCONCERTANTES y que lo consiguió a maravilla.”
Difícilmente habrá formulado una filípica más tremenda en contra de los músicos y del impuro sistema musical clásico en uso, cualquiera de mis amigos y partidarios, y conceptúo por tal causa como un gran servicio para la revolución del Sonido 13, la publicación del referido artículo del señor Chávez. Lo único malo del artículo en cuestión es la cabeza –la del artículo- pues tal cosa ocasionó inquietudes entre mis amigos y regocijo entre mis enemigos. Qué gran noticia para ellos: ¡Carrillo estaba loco! Incontables veces llamó el teléfono en mi humilde residencia el sábado último. No eran aún la siete de la mañana cuando empezaron las preguntas telefónicas. –¿Cómo amaneció el señor Carrillo?- Perfectamente, contestan. –¿Pues desde cuando está enfermo?- Lo ignoro, contestó el sirviente. Al poco rato salí a respirar el aire fresco de estas mañanas encantadoras de México, caminando rumbo a Chapultepec, y al regresar me informaron que había habido insistentes preguntas: ¿Cómo amaneció el señor?
–Bien, muchas gracias.- Supimos que estaba loco. –¿Quién habla?- El Director. –¿Del Conservatorio?- No, del manicomio. Deseo convencerme de que el señor Carrillo no está loco, que tome la bocina. –El señor Carrillo no está en casa, salió hace poco.- ¿Llevó camisa’?
–Seguramente.- ¿De fuerza? –No sé señor; lo que usa de fuerza el señor Carrillo son los pantalones, y esos estoy seguro de que sí los llevaba.-
No eran aún las nueve, cuando ya había en casa un gran número de músicos –la mayoría de ellos aparentemente jóvenes de edad pero no de espíritu- que deseaban sin duda desengañarse por sí mismos acerca de mi salud, y me formularon un gran número de preguntas técnicas: –¿Por qué asegura usted, me dijo uno, que es erróneo enseñar en los conservatorios que pentagrama es la reunión de las cinco líneas en que se escribe la música? –Pues porque pentagrama quiere decir cinco letras (penta, cinco y grama letra) y los maestros de ustedes llaman a esas cinco líneas, cinco letras. . . Se sonríen de soslayo los visitantes. –¿Por qué critica usted, dijo otro, que llamemos doble corchea a la figura que vale la mitad de la corchea? –Pues justamente por eso; por llamar doble a la mitad; solo a los músicos se les ocurre que las palabras mitad y doble sean sinónimos, como les ocurre asimismo llamar triple corchea a la que vale la cuarta parte de la corchea y no tienen empacho en enseñar oficialmente que la cuádruple corchea es la octava parte. . . Para los músicos la octava parte de un todo es igual que cuatro veces el todo y como semejantes desatinos se enseñan en la mayoría de los conservatorios de todos los países latinos, concluyo, a mi vez, QUE CADA CONSERVATORIO ES DE HECHO UN MANICOMIO.- Hemos sabido, interroga un tercero, que usted critica la teoría de los compases. –Critico todo, amigo mío, por que el arte musical está en un estado de infancia enfermiza y en cuanto a los compases, siento piedad por la manera como se enseña a ustedes a leer quebrados: escriben ustedes 3/4 y dicen que eso es tres por cuatro, y escriben 2/4 y dicen que eso es dos por cuatro; sin darse cuenta de que tres por cuatro son doce unidades y ustedes quieren referirse a tres cuartas partes de la unidad, y que dos por cuatro son ocho unidades y ustedes quieren decir dos cuartos de la unidad.- Los visitantes visiblemente desconcertados se miran entre sí. Se asegura que usted critica lo que los músicos entendemos por octava y eso es injusto. –En efecto: necesario es ser tonto de remate para llamar octava a la distancia que hay entre trece sonidos y critico que se enseñe a ustedes una teoría de los intervalos tan ridícula, como que se basa no en los sonidos, como sería de esperarse, sino en los nombres de los sonidos; critico que se les enseñe que la segunda aumentada es disonancia y que la tercera menor consonancia, cuando ambos intervalos son absolutamente desiguales; critico que se les hable de consonancias perfectas y de acordes perfectos, pues antes de la revolución del Sonido 13 ningún músico en el mundo entero se dio cuenta de que en el sistema musical en uso no hay ninguna consonancia perfecta, pues los matemáticos elaboraron un sistema musical que es íntegramente disonante; critico que el arte musical contemporáneo tenga por base el mayor error cometido en toda la historia de la música: el temperamento; critico la escritura musical clásica que es un completo desastre: emplear hasta cuarenta y ocho maneras diversas para indicar un solo sonido, lo que engendra un tremendo error pedagógico y un gasto inútil de energía humana desperdiciada durante siglos; critico que se enseñe a los estudiantes de música la gama de los físicos que es quimérica; critico que el mundo entero esté en el error de pretender producir intervalos temperados por medio de armónicos; critico la falsa y rutinaria afinación de los instrumentos de cuerda. . . en suma, mis amigos, que positivamente: “El Sonido13 será el principio del fin y el punto de partida de una nueva generación que vendrá a transformarlo todo”, tal y como lo predije hace ya muchos años. No quiero cansarlos y solo les aconsejo que por respeto a ustedes mismos no crean en las teorías que les enseñan diciéndoles que el tono se divide en dos mitades desiguales, pues si son mitades no pueden ser desiguales y si son desiguales no pueden ser mitades; y por último no crean jamás la teoría que asegura que el tono se divide en nueve partes y que una mitad de esas nueve es de cinco (semitono cromático) y la otra de cuatro (semitono diatónico); solo un loco puede decir que cinco y cuatro sean mitades de nueve como se enseña en todos los conservatorios de la Tierra.
Se despidieron lo jóvenes visitantes visiblemente contrariados por mis apreciaciones que pude formular gracias al magno artículo del señor Chávez y que ha sido un gran beneficio para la revolución musical del Sonido 13, por la cual asumo toda la responsabilidad ante la historia y la civilización.
Julián Carrillo (Sin fecha).