La excelsa violonchelista mexicana Jimena Giménez Cacho, después de graduarse en París, Alemania y España inclina su inquietud artística hacia los senderos del infinito musical del Sonido 13 y pone la muestra al mundo interpretando y grabando en disco la obra para violonchelo de Julián Carrillo, Seis casi sonatas, de estructura microtonal, es decir, en cuartos de tono, interpretando también el Concierto para violonchelo y orquesta que bajo la misma estructura musical escribiera Carrillo.
Muy pronto, todo ese entusiasmo, esa visión interpretativa, esa ilusión de tomar la bandera del Sonido 13 se vio opacada, minimizada, obstruida por la retrogradación y el oscurantismo que rige la mentalidad tanto de las autoridades culturales como la de los maestros de las escuelas de música de nuestro país.
La violonchelista expresa su dolor y la impotencia de no haber logrado sensibilizar a las autoridades culturales mexicanas sobre la trascendencia que tiene la obra y las aportaciones de Carrillo para la música de concierto del mundo, y añade:
“Estoy cansada de buscar, tocar muchas puertas y sólo tener como respuesta silencios y falta de interés. Es muy triste y absurdo. Es mucha ignorancia y, de plano, mala leche.
No vale la pena ya seguir neceando en esta lucha desigual contra quienes manejan las instituciones culturales en el país.
Son 34 años de carrera y ya estoy harta, cansada de siempre tener que luchar contra todo y todos”.
En cuanto a la grabación de las Seis casi sonatas la artista expresa:
“Este álbum es para mí el esfuerzo de una vida; está dedicado a México y a la gran sabiduría de su pueblo indígena, ya que Carrillo fue indígena. Lo entrego, pues, al público; se trata de un importante documento que forma parte de la historia olvidada del país, producto del apasionante experimento que bajo el nombre de Sonido 13 llevara a cabo Julián Carrillo, músico visionario, inventor e indígena cosmopolita”.
Tal es el trato que el gobierno mexicano continúa dando a quien lucha por México. . .
Armando Nava Loya (Noviembre 2008)