No fueron pocas las veces que en eventos como los del Planetario Luis Enrique Erro y conferencias en diversos centros de estudio y culturales había una participación de jóvenes que realizaban preguntas (al finalizar cada evento hacía yo diálogo con el público) que llevaban una clara tendencia a agredir, a agitar el ambiente, pues su participación no llevaba un fin de adquirir conocimiento, de esclarecer dudas, no, era notoria la tendencia a “desenmascarar farsantes”, a ponernos en ridículo en público. Sin embargo, no tomaron en cuenta que el conocimiento que nos proporciona el Sonido 13 posee respuestas para el esclarecimiento de cualquier duda que musicalmente pudiera existir, conocimiento que por desgracia, está ausente en los maestros del Conservatorio Nacional de Música de México y ha sido imperante para que continúen enseñando teorías ilógicas y torpes, pero en fin, eso es lo que hasta ahora los maestros de dicha institución pueden aportar a la niñez y a la juventud mexicanas.
Pues bien, una vez respondidas sus preguntas, y ubicados en el sitio que les correspondía, aguardaban la terminación de nuestra participación para ya en privado, ofrecerme una disculpa, argumentando que no sabían a lo que venían, que eran estudiantes del Conservatorio Nacional de Música de México enviados por sus maestros para llevar a cabo este tipo de acciones, y que finalmente, reconocían la grandeza de la revolución musical del Sonido 13, lamentando que no hubiera en el Conservatorio Nacional de Música de México una clase dedicada a tan importante materia.
Armando Nava Loya (Septiembre 2008)