Para la celebración del centenario del Sonido 13 lo único que había yo preparado fue un informe al público llamado « ¿Qué ha pasado con el Sonido 13 en 100 años? », ya que no tenía planeada presentación pública alguna. Sin embargo, mucho me llamaba la atención ver en las calles de la ciudad de México carteles que anunciaban la celebración del centenario del Sonido 13 en el Convento del Carmen, San Ángel, y mucha era mi inquietud, pues no sabía quién iba a tocar, o dar conferencias, o que sé yo, pero en fin, anunciado estaba y yo no sabía de qué se trataba.
En aquel entonces, hablo del año 1995, vivía en México un investigador musical boliviano llamado César Sanjinés Franck, Presidente de la Sociedad Musical Tunkul, quien era precisamente el organizador de la celebración en cuestión, ya que al hacerme saber de ello me indicó que quien iba a dar una serie de pláticas y dos recitales era nada menos que yo. Desde luego, de inmediato empezamos a hacer los preparativos para la celebración, y la programación era la siguiente: durante cinco domingos consecutivos iba a haber un programa por domingo, estando a mi cargo la primera mitad del programa, ya que la segunda mitad correspondía a la presentación de músicos de corte tradicional, que no tenían nada que ver con el Sonido 13.
Mi participación era, dar una plática cada domingo durante los tres primeros, y los dos últimos domingos la presentación del Arpa Microinterválica de 909 sonidos, y como desde el primer domingo hice del conocimiento de la existencia del instrumento la expectación crecía y cada domingo asistía mayor número de personas al Convento del Carmen.
Y es aquí, donde la envidia de los organizadores se puso de manifiesto, pues el domingo que tenía que mostrarse el arpa no pasaron a recoger el instrumento al lugar donde se encontraba. Aún así, mi compañera en aquel tiempo, la maestra Rosa Calderón Zavala y yo acudimos a dar al público, que ya para ese momento ocupaba la totalidad del auditorio, una explicación de por qué no estaba el arpa en el escenario, ya que simple y sencillamente no habían querido recoger el instrumento los organizadores del evento.
Fue tal la incomodidad del público que algunas personas llegaron a poner en duda la existencia del Arpa Microinterválica, preguntándonos que entonces en dónde se encontraba el instrumento. Respondí al público que el instrumento se encontraba en mi casa, en la colonia Bosques de Echegaray, y preguntándome abiertamente si era posible ir a escuchar el instrumento hasta mi domicilio les contesté que sí, pero que había que cruzar la ciudad de México en su totalidad.
De manera inmediata, la gran mayoría de los asistentes se levantó de sus lugares, dejando el auditorio casi vacío, y el organizador, señor Sanjinés, de manera muy enérgica me reclamó que no podía dejar así el auditorio, ya que los otros músicos aún no tocaban. Recibiendo como respuesta: « es que nosotros no venimos a oír a los otros músicos, nosotros venimos a oír el arpa del Sonido 13 », y fue así, que el recital que estaba programado para el Convento del Carmen, en San Ángel, se dio en mi domicilio particular, en Bosques de Echegaray.

Armando Nava Loya (Septiembre 2008)